jueves, 7 de febrero de 2013

Una cama para tres.


Para la mayor parte de las personas o al menos para nosotros, cuando se habla de hacer el amor el número mágico sin duda es “2”. Pero cuando el tema en discusión no es el amor sino el  placer y la sensualidad, el número puede cambiar drásticamente. Es claro que con un poco de imaginación y erotismo se pueden crear escenarios realmente excitantes donde dos cuerpos son simplemente insuficientes.

Es bien sabido que los tríos y las orgías son tan antiguas como el acto mismo de tener sexo, y fueron practicadas con mayor frecuencia en las sociedades de tradición grecorromana sobre todo para celebrar a su bien amado Dionisio (Baco para los romanos).
Entonces, si los tríos son tan antiguos como el sexo mismo y nos han acompañado a lo largo de la historia, ¿cómo es posible que sigan siendo un tabú? La verdad es que toda actividad que rompa con los esquemas establecidos por la sociedad sea esta sexual o no, establecerá debate y prohibiciones pero para algunos de nosotros nos provocará mucha curiosidad.

Para nosotros el hecho de concebir que deseábamos tener nuestro primer trío, hace  ya un par de años, fue un ejercicio no sólo de entendimiento de pareja si no de autoconocimiento como individuos. De ninguna manera podemos decir que fue una tarea fácil, fue más bien todo lo contrario, un reto de redescubrimiento sexual.
Tuvimos horas y horas de conversaciones donde hablábamos de nuestras fantasías y deseos, creábamos posibles escenarios y poníamos a prueba nuestra sinceridad total como pareja. La comunicación fue clave esencial durante esa época ya que no sólo estábamos entendiendo lo que el deseo dictaba en nuestra cabeza si no lo que este implicaba en la mente del otro. Fue un increíble viaje de autodescubrimiento que ahora recordamos muchísimo cariño.

De ninguna manera pretendemos dar consejos para tener una buena experiencia en un trío sexual, no nos sentimos capacitados para tal tarea, pero si podemos contarles lo que nos ha funcionado a nosotros  y por lo cual seguimos considerando a los tríos como una opción increíblemente sensual para nosotros.

Desde que empezamos a crear la idea de compartir nuestra cama con una tercera persona, nuestra confianza como pareja fue incrementándose. Aunque al principio no fue sencillo decir en voz alta nuestras más íntimas fantasías, conforme lo fuimos haciendo nos empezamos a sentir más cómodos el uno con el otro y no sólo eso, nos empezamos a sentir más cómodos con nosotros mismo.
Llegamos al punto donde las fantasías de uno se convertían en las del otro, algunas otras se complementaban hasta crear nuevas fantasías y fue así como encontramos nuestras íntimas pasiones.

Creemos que sólo existe una cosa más sexy que compartir tus fantasías con tu pareja y esa es convertirlas en realidad. Para que estas fantasías sean concretadas de la misma manera sensual en que la imaginamos hemos creado un código tácito con el cual nos aseguramos de encarnar nuestras pasiones sin el riesgo de desilusionarnos.

Obviamente el elegir a la persona que vamos a invitar a la intimidad de nuestros cuerpos es muy importante, debe de haber suficiente química y entendimiento para que las 3 partes se sientan cómodas.
Nosotros siempre proponemos tener al menos una charla en persona para que nuestra invitada pueda conocernos un poco mejor, pero sobre todo definir las reglas y los límites que cada uno tiene. Está por demás decir que desde nuestra perspectiva los tríos tienen sólo la finalidad de experimentar sensaciones y experiencias sexuales nuevas y no la de involucrar sentimientos de ningún tipo.

Creemos que bajo las sabanas, los 3 debemos tener la mejor actitud y disposición para crear un momento de erotismo inolvidable, siempre recordando que cada una de las partes debe de disfrutar por igual.
Sobre la limpieza y la seguridad las palabras salen sobrando, sexo seguro y protegido es la única opción.

Una vez con las cartas sobre la mesa y con previo acuerdo de las tres partes sólo queda disfrutar del momento, gozar los tres cuerpos entrelazados, deleitarse de los tres pares de labios unidos en un único beso y complacerse con esas seis manos que buscan desesperadamente más y más piel que tocar.

Si, en ocasiones nuestra cama ha sido para tres y muy probablemente lo volverá a ser. De las historias anteriores hablaremos en próximas publicaciones. De las futuras experiencias… tal vez tú nos ayudes a crearlas.



AyA