Hace ya casi dos años tuvimos la
oportunidad de visitar la Cd. De México con el pretexto de asistir al concierto
de uno de nuestros grupos favoritos. Conseguimos los boletos con meses de
anticipación para asegurar un buen lugar y esto nos dio tiempo suficiente para
planear alguna aventura extra. Desde unos meses antes teníamos la inquietud de
visitar por primera vez un club swinger y vivir la experiencia en carne propia
de una noche sensual rodeados de cuerpos extraños.
Nos dimos a la tarea de buscar por
internet la oferta de la Ciudad de México en términos del “Life Style” y oh!
sorpresa nos llevamos cuando encontramos al menos media docena de lugares que
parecían bastante interesantes y que nos movieron el morbo. En verdad no
teníamos ni idea de cuál de estos lugares podría ser el más apropiado para
estrenarnos en los antros de adultos liberales.
Visitamos muchas páginas web de
estos denominados Club Swingers, y en base al diseño del sitio, descripción y
reglas del lugar además de las fotos del club, decidimos visitar el Coliseum
Club Swinger.
Una de las cosas que más nos llamó
la atención, y para ser honestos lo que nos llevó a elegir este club, es que al
momento de llegar al lugar, los dueños del club prometían dar una pulsera
luminiscente de un color en específico, que a su vez representaba tu “nivel
swinger”. Existe todo un código de colores, que en teoría ayuda a las parejas a
relacionarse más fácilmente e identificar visualmente a otra pareja que esté
buscando lo mismo. Además de esto, se incluía un pequeño tour guiado por las
instalaciones del club junto con una breve descripción de las pautas de
comportamiento que esperan de su clientela.
Así pues, después de haber leído
esto, estábamos convencidos… esta fogosa pareja principiante visitaría el
Colisuem Club Swinger.
Pasaron las semanas y como estaba
destinado llegó el tan esperado día. Regresamos temprano de nuestro paseo por la
ciudad para alistarnos a dar comienzo a la que prometía ser una larga y muy
sugestiva noche. No les vamos a mentir, hubo bastantes nervios conforme el
reloj movía sus manecillas, muchos más por parte de Alex que de Arianne, que
cuando toma una decisión no echa marcha atrás.
Para tan especial ocasión Arianne
eligió un vestido bastante entallado y provocativo con unos tacones altos y
negros que harían sudar frío a cualquiera, se los puedo asegurar por
experiencia. Alex se limitó a vestir una camisa y un pantalón obscuro.
Decidimos llegar un poco más tarde con respecto a la apertura del club,
pensando en que para ese entonces los ánimos ya deberían estar un poco más
subidos de tono… nos equivocamos el lugar estaba casi vacío.
Al llegar pasamos por la clásica
revisión de entrada a cualquier club y pagamos nuestra respectivo cover. A
diferencia de lo que nos prometía la página web del club no nos dieron el tour
guiado, pero era de esperarse ya habíamos llegado tarde. Escogimos una mesa de
las más lejanas de la pista de baile ya que en cierta manera queríamos pasar un
poco desapercibidos al inicio. Llegó nuestro mesero para tomar la orden de
nuestras bebidas y a él le pedimos las tan famosas pulseras. Pedimos una de
principiantes y otra de chica con chica pero por falta de inventario al final
sólo nos pudieron dar una pulsera rosa que representaba “chica busca chica”. De
cualquier manera poco tiempo después nos percatamos que en realidad nadie
estaba usando pulseras a excepción de nosotros y otra pareja la cual asumimos
que también eran primerizos.
Nos reímos pensando que ninguna de
las dos cosas que nos hicieron optar por este lugar terminaron por darse, en
fin, estábamos ahí para pasarla bien y
nada nos iba a bajar los ánimos.
A un lado de nuestra mesa, se
encontraban sentados una pareja que calculábamos mayores a los 60 años y
delante nuestro otra pareja de la cual el chico tenía un parecido increíble al
actual gobernador electo de Jalisco (Aristóteles Sandoval), aún no podemos
verlo por televisión sin reírnos y acordarnos de aquel día.
Después de una hora de haber llegado,
el lugar estaba casi lleno en su totalidad, podemos calcular al menos 35
parejas distribuidas alrededor de una pista de baile engalanada con un tubo de pole
dance.
Como pasa en casi todas las bodas,
al iniciar la insipiente música de un DJ que suponemos improvisado, pocas
parejas tenían el valor de salir a la pista. Nosotros colaboramos para mejorar
el ambiente con el sexy contorneo de Arianne y los torpes pasos de Alex.
Estando en la pista anunciaron que faltaba poco para que empezara “la variedad”
que consistía de un bailarín exótico y una desnudista.
Planeamos ir a dar el obligado tour
por las instalaciones del club por nosotros mismo antes de que empezara el
show, aprovechando que ya algunas parejas habían emprendido su camino a los
playrooms. Así lo hicimos, subimos por
una estrecha escalera que sirvió de pasarela para las hermosas piernas de
Arianne y llegamos a un salón común en la que había una mesa de billar y un par
de grandes pantallas proyectando porno.
Alrededor de la mesa billar se encuentran varios sofás en los cuales
puedes socializar con otras parejas o simplemente sentarte a disfrutar de las películas
proyectadas. En nuestro caso nos quedamos en un sillón observando, como los
buenos voyeristas que somos, a una pareja de había dejado de lado toda su ropa.
Se trataba del símil de Aristóteles Sandoval (¿o será que en verdad era él?)
que se encontraba recargado en una esquina de la mesa de billar mientras
recibía una tremenda felación por parte de un chica que estaba de rodillas
frente de él. Estuvimos observándolos durante varios minutos, a ellos no parecía
importarle, de hecho demostraban todo lo contrario, Aristóteles miró hacia nosotros
e invitó a Arianne a participar con ellos, Arianne con una sexy sonrisa se
negó.
Otra pareja que capto nuestra atención,
fue una pareja que llegó muy tarde al club, y que tan pronto entraron al bar,
se dirigieron directamente a los playrooms. Arianne los tenía identificados ya
que la chica le había llamado la atención, como una posible candidata para un
intercambio entre chicas. Arianne se lo confesó a Alex, así que él también no
pudo dejar de prestar atención a la pareja. Ella se encontraba semi-flexionada,
con los antebrazos sobre la mesa de billar, mientras su pareja la penetraba una
y otra vez. Lo gracioso era que ella le indicaba a su chico, el ritmo y la
dirección que debería seguir en el coito. Simplemente lo hacía moviendo su dedo
anular de un lado a otro y marcaba el ritmo que la penetración tenía que
mantener para lograr la perfecta armonía que le llevara al orgasmo. Ella
dirigía tal y como lo hace un director de orquesta y él acataba las
direcciones. Arianne concluyó que toda esa escena era una muestra de la
excelente comunicación que había entre ellos.
Más parejas llegaron al salón común,
algunos de ellos se dedicaron a mirar y otros, nunca mejor dicho, se pusieron
manos a la obra. Con los ánimos y el calor corporal por las nubes empezamos a
jugar, y por primera vez realizábamos nuestra fantasía de jugar nuestro juego
privado en frente de un salón lleno personas. Alex se arrodillo enfrente del
sillón donde Arianne se encontraba cómodamente sentada, delicadamente bajó sus
bragas y tomó la muy fácil decisión de darle placer oral mientras los sonidos
de las demás parejas se dejaban escuchar.
Desafortunadamente el personal del
club empezó a deambular por el salón, sacando mobiliario, botellas y algunas
otras cosas de una especie de pequeña bodega cerca del salón, esto rompió el
encanto del momento y nosotros como varias parejas más dejaron el lugar.
Pero el tour estaba lejos de haber
terminado, seguimos nuestro camino por una pequeño pasillo cuidado por una
chica cuyo trabajo como celadora era no permitir el acceso a singles, la única
manera de entrar a dicha área era acompañado de tu pareja. Frente al pasillo se
encontraba un muy pequeño cuarto con dos sofás uno frente a otro, invitando a
las parejas a hacer el amor mirándose frente a frente. Nos pareció una muy
buena idea. El siguiente cuarto era un poco más grande y un poco más privado ya
que lo separaba una cortinilla hecha tiras colgantes, dentro de este cuarto
había una cama los suficientemente grande para albergar a 5 o 6 personas, dos parejas
ya hacía uso de este espacio y de acuerdo a los sonidos que sus cuerpos emitían,
parecían estarlo pasando muy bien. Miramos un poco pero la falta de luz no dejó
develar demasiado.
El siguiente espacio se encontraba
cerrado, nos quedamos con la duda de lo que era ó sí era un cuarto con alguna
temática en especial… suponemos que estaba en remodelación.
Frente a todos estos cuartos se
encontraba la habitación principal, el cuarto obscuro, que en realidad no tenía
nada de obscuro. Era un espacio bastante amplio que ocupa la misma dimensión
que las 3 habitaciones que tiene enfrente, está iluminado con luz negra y
decorado con pintura fosforescente para realzar los vivos de las paredes… a
decir verdad no nos pareció la mejor de las decoraciones. La habitación esta
acondicionada con un largo sofá que acompaña el perímetro de las paredes y en
el centro del mismo se encuentra una gran cama que invita a compartir algo más
que las miradas.
De alguna manera este acomodo del
mobiliario nos hace recordar aquellas fiestas infantiles donde todos los niños
están sentados alrededor de donde se juega el juego de las sillas.
Esta vez, sólo llegamos a la puerta
de la habitación ya que nuestra idea era regresar con suficiente tiempo para
ver el show de los bailarines exóticos. Nos sorprendimos por dos cosas
principalmente, primero nadie estaba totalmente desnudo y lo segundo fue que
nos encontramos a la pareja de la mesa vecina, ¡Sí! aquellos sexagenarios del
lobby principal, haciendo gala de una elasticidad e intensidad que cualquiera
de veinte años envidiaría. Sin duda alguna ellos eran el centro de atención por
sus incansables movimientos y la pasión que demostraban.
Nos quedamos observando todo lo que
estaba pasando en la habitación… parejas tocándose mientras miran a otras,
cuerpos rozando cuerpos desconocidos, caricias prestadas, miradas
obscenas, voyerismo, exhibicionismo, es
decir el deseo dándose rienda suelta en su máximo esplendor.
Después de estar varios minutos
hipnotizados con tal demostración de sensualidad decimos regresar a disfrutar del espectáculo
de los strippers y pedir una segunda ronda de bebidas, cuando por fin bajamos a
nuestra mesa nos dimos cuenta de que el show ya había terminado… nos habíamos
perdido de los bailes eróticos. ¿Cuánto tiempo estuvimos en la planta alta entonces?
A nosotros nos parecieron apenas unos cuantos minutos, ahora creemos que en
realidad fue casi una hora.
Pedimos una segunda dosis de alcohol
para seguir disfrutando de la noche…
Seguiremos con el relato en una publicación posterior.
AyA