Habíamos
terminado nuestros compromisos laborales en Miami y teníamos por delante un fin
de semana largo para disfrutarlo como a nosotros nos gusta, es decir, con poca
o nada de ropa y en compañía de otras parejas.
Semanas
antes habíamos hecho nuestra investigación previa sobre los clubs que debíamos
visitar para conocer la escena Swinger de Miami. La decisión estaba tomada; el
viernes era para Trapeze (día en que permiten la entrada a hombres singles) y
el sábado para Miami Velvet.
Ya que
en un post anterior relatamos nuestra experiencia en el Miami Velvet ahora nos
enfocaremos en el Trapeze.
El
Trapeze es un club que se encuentra en el área de Fort Lauderdale, a unos 40
minutos del centro de Miami. Dicho club está ubicado en un pequeño centro
comercial, como si de una lavandería se tratará. El negocio que se encuentra
junto al club es una licorería estratégicamente bien ubicada, que funciona de
maravilla ya que las fiestas de Trapeze son BYOB (Trae Tu Propia Bebida).
Después
de haber pasado la mañana en Nikki Beach y la tarde en el Dolphin Mall
regresamos al hotel a comenzar el ritual de preparación para salir “de fiesta”.
La tarde
era muy calurosa y húmeda. Aunque la lluvia acechaba, no iba a haber tormenta
que nos impidiera salir en busca de aventuras.
Arianne
decidió usar uno de sus cortos-ajustados-sexys vestidos negros que reserva para
estas ocasiones, tacones altos y pelo suelto… todo un espectáculo visual.
Siguiendo
las sugerencias de algunas parejas locales que contactamos, llegamos al club aproximadamente
a las 10:00 pm, ya que a diferencia del Miami Velvet la fiesta termina temprano
en este club, algo así como a las 2:00 am.
El
acceso al club toma algo de tiempo ya que tienes que regístrate en un monitor
táctil que realmente no funciona muy bien. Las personas más ajenas a la
tecnología pueden pasar un mal rato intentando descubrir que juego de teclas se
usa para poner la “@”.
Una vez
registrados y habiendo pagado la membresía de 50 dólares y el correspondiente cover (de 80 dólares) nos
dispusimos a entrar al club.
Al
momento de ingresar nos topamos con una de las tres barras que tiene este lugar,
registramos nuestra botella y dimos un pequeño paseo por las instalaciones.
El club
tiene una pequeña pista (en comparación a otros clubs) en desnivel, de manera
que todas las parejas que están sentadas en los sillones y mesas que rodean
dicha pista pueden ver a las personas que bailan a ritmo de la música variada
que es mezclada por un DJ.
Dentro
de la pista se encuentra un tubo, donde las chicas más hábiles pueden mostrar
sus destrezas en el arte del Strip Tease.
A un
costado de la pista se encuentra ubicado el buffete que se ofrece como parte
del cover. Nosotros apenas tuvimos la oportunidad de probar algunos canapés,
pero la oferta es basta y deliciosa.
En la
esquina opuesta a la entrada se encuentra un segundo bar, un poco más pequeño,
que da acceso a los baños y al primer vistazo del playroom… Un amplio cuarto
que está conformado por un enorme ventanal que funge como pared.
Desde
ahí puedes ver todo lo que las parejas están haciendo en las dos camas y varios
sillones de la habitación. Me recordó un poco a las vitrinas de Ámsterdam.
Más
adelante nos encontramos con un pequeño pasillo con una bifurcación, que por un
lado te lleva al cuarto de lockers donde “debes” dejar tu ropa y recoger las
toallas que te servirán como togas el resto de la noche, mientras el otro
extremo del pasillo te lleva al área de juegos.
Tanto en
el Trapeze como en el Miami Velvet es obligatorio estar desnudo o en toalla
para accesar al playroom, una regla a la cual nos hemos acostumbrado y que ahora
disfrutamos mucho.
Ya para
ese momento habíamos tomado un par de copas y estábamos listos para la
aventura.
<<¿Qué
estamos esperando acá afuera?>>
Así pues,
nos envolvimos en nuestras toallas y entramos al playroom. El acceso esta
resguardado para asegurar que todos cumplan con la regla de la desnudez. Al
entrar nos encontramos con la tercera y más pequeña barra del club, que sirve
como separación entre las dos áreas en las cuales se subdivide el playroom. Al
ser noche de viernes el lado derecho del club esta destinado exclusivamente
para parejas y en el izquierdo tienen acceso “hombres solos”.
<<Empecemos
con el izquierdo>> Sugirió Arianne.
Pasaba
de las 11:00 pm y el club estaba a reventar, la sala de singles no era la
excepción. Encajado en una de las cuatro paredes del cuarto hay un gran sillón que
generalmente es usado por algunas parejas que se dedican a mirar mientras seleccionan
al single de su preferencia.
En una
de las esquinas hay una pequeña camilla con apoyo para pies, como si de una
cama de parto se tratara. En ella se encontraba una mujer de unos 50-y-tantos
años (y algunos kilos de más) rodeada de una multitud de hombres tocándola,
besándola y haciendo fila para penetrarla. Todo esto mientras ella le hacía
sexo oral a un hombre de rasgos orientales.
El que
parecía ser su esposo/pareja estaba cerca de ella sin interactuar, y se
encargaba sólo de cuidar que nadie fuera a lastimarla.
Nunca
habíamos presenciado una escena de ese tipo, así que nos quedamos allí varios
minutos como espectadores.
Mientras
presenciábamos el primer Gang Bang que
hemos visto en la vida real, muchos singles pasaban cerca de nosotros y tocaban
el hombro de Arianne buscando una respuesta que los invitará a tocar algo más.
Ella no pareció interesada en ninguna propuesta, aunque el día siguiente me
confesó que había varios singles bastante atractivos en esa sala.
<<Tal
vez para la próxima ocasión>>
Seguimos
caminando por el estrecho pasillo de esa área, rodeados por una larga cama del
lado derecho y sillones del lado izquierdo. Podíamos ver tríos cogiendo por
doquier, hombres masturbándose mientras tocaban a mujeres ajenas entre las
sombras, inclusive vimos a un par de personas durmiendo profundamente en
algunos de los sillones.
Sin duda
había demasiado que ver en el área de singles, mucho de ello nuevo para
nosotros pero era hora de entrar a la sección exclusiva de parejas para empezar
a disfrutar del algo más que el voyerismo.
AyA.
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